589 - El ladrón.

La Reina estaba paseándose por el pueblo asegurándose de que todo estuviera bien, cuando de pronto vio a a un joven  hermoso, blanco como la nieve, de ojos azules y cabellos marrones, y casi sin aliento, la Reina, se detuvo en seco, señaló al joven y gritó:

- ¡Arrestelo! ¡Arrestenlo y cortenle ambas manos por ladrón!
- Pero, mi Reina, yo no he robado nada, yo solo soy un humilde plebeyo - se denfendió el joven ante tal acusación.
- No seas mentiroso ¡Ladrón! Que hace tan solo un segundo, que posé mis ojos en tí, he sentido que has robado mi corazón.

Fin.

Comparte este Post: