1258 - El Espresso sin Azúcar.

Todas las mañanas solía prepararse un espresso bien cargado y bien caliente sin azúcar, porque el amargo sabor del café le hacía recordar el sabor de la vida. Sin embargo, esa mañana, cuando él la despertó con el desayuno en la cama y tomó un sorbo del espresso que él le había preparado con tanto amor, le preguntó sorprendida:

- ¡¿Le echaste azúcar al café?!
- No –le dijo, dándole un beso en la mejilla-. Recuerdo muy bien que te gusta el espresso sin azúcar.

Fin.

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