825 - El audaz lobo y el Sr. Conejo.

Sir Helder Amos | viernes, marzo 20, 2015 | |
Había una vez un lobo muy audaz que, para comerse al Sr. Conejo, le tendió una trampa de zanahorias para hacerlo salir de su madriguera y poder cazarlo; pero el Sr. Conejo, al darse cuenta que todo era una trampa del audaz lobo, huyó lo más rápido que pudo. 

El audaz lobo persiguió al Sr. Conejo por el gran campo, pero no fue lo suficientemente rápido para alcanzarlo, porque en la huída, el Sr. Conejo llegó a un campamento donde estaba un mago, y se escondió de su cazador metiéndose en el sombrero del mago y desapareciendo de este mundo, asi que, cuando el audaz lobo lo alcanzó, solo se encontró con el sombrero vacío. 

Pero el audaz lobo, que era muy determinado y caprichoso con su comida, no sé rindió al perder al Sr. Conejo, si no que se quedó cerca del campamento del mago para ver si algún día el animal salía del sombrero; mientras vigilaba, el audaz lobo vio que el mago, depués de su acto de desaparición, sacaba y metia al Sr. Conejo dentro de su sombrero, quien se burlaba de él al verlo vigilando en el público, porque sabía que dentro del sombrero, el audaz lobo, nunca podría cazarlo. 

Varios día, el audaz lobo intentó saltarle encima al mago cuando sacaba al Sr. Conejo del sombrero, pero nunca era lo suficientemente rápido, porque el mago metía de nuevo al Sr. Conejo en el sombrero casi inmediatamente.  

Sin rendirse, y tras ver el show de magia del mago varias veces más, al audaz lobo maquinó un plan macabro para poder comerse al Sr. Conejo; así, un día, el audaz lobo llegó al show de magia del mago disfrazado de una dulce niña, quien se ofreció como voluntaria cuando el mago preguntó quien quería ayudarlo con su próximo acto de desaparición. 

La dulce niña subió al escenario del mago, se metió en la caja negra que éste le indicó y desapareció un segundo después de que el mago hubiera pronunciado las palabras mágicas. 

Pero, lamentablemente para el mago, lo que comenzó como un aplauso de admiración al haber hecho desaparecer a la dulce niña, se convirtió en gritos y abucheos, al hacerla aparecer de nuevo, porque cuando la dulce niña reapareció, lo hizo toda despeinada, con unos grandes ojos, unas grandes orejas, una grande boca llena de afilados colmillos y unas manchas de sangre sobre su delicado vestidito. 

Fin. 

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