Al ver la máscara, yo me quedé anonado con ella y pasé toda la espera sin quitarle los ojos de encima, en el silencio de la sala de estar, donde solo se escuchaba el toc, toc, de la aguja del reloj cada vez que pasaba un segundo; por tanto, no sé imaginan cual fue mi sorpresa cuando, de pronto, la fina línea roja de la máscara se despegó en dos finas líneas y dijo con una voz fria y apagada "Hola" pero justo en ese momento, antes de que puediera reaccionar a lo que acababa de ver y oir, mi mejor amiga salió enojada de la habitación donde la bruja le estaba leyendo la cartas y nos fuimos en seguida del lugar.
Luego, más tarde, cuando le conté lo que me había sucedido a mi amiga, ella me aseguró que no había visto ninguna máscara como la que yo le describí en la sala de estar de la bruja; pero también me dijo que no me preocupara ni me asustara por ello, porque quizás sólo era un truco barato de aquella bruja farsante y mentirosa.
Fin.
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