- ¿POR QUÉ ME HACES ESTO, DIOS? ¿POR QUÉ? ¿QUÉ HICE PARA MERECER ESTO? YO SÉ QUE TU ESTÁS ALLÁ ARRIBA OBSERVÁNDOME Y PONIENDOME ESTA PRUEBA; PERO DIOS, POR FAVOR, AYUDAME, YA NO AGUANTO MÁS...
Mientras que en el cielo:
- ¡ROBA DOS CARTAS, NO DIJISTE UNO! - Le dijo Dios al diablo.
- ¿Cómo que, no? ¡Si, lo dije! ¡No me escuchaste!
- ¡No, no lo dijiste, roba dos cartas!
- Pero, pero...
- Pero nada, no trates de hacer trampa otra vez, roba dos cartas y sigamos jugando.
Fin.
Comparte este Post: