399 - Llamas de Pasión.

Me senté frente a la chimenea sosteniendo  fuertemente en mis manos las cartas que te escribí y que nunca te envié, y una a una las fui lanzando al fuego, alimentando las llamas, que crecieron y ardieron casi con la misma pasión que sentí yo al momento de escribirlas.

FIN.

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