1158 - El Cazador de Ballenas.

A pesar de que hubiera preferido ir al zoológico, cuando el pequeño entró en el acuario y empezó a ver los tanques repletos de extraños y coloridos peces, pensó que no estaba tan mal después todo y que, de hecho, le gustaría visitarlo más seguido.

A medida que el día avanzaba, el niño aprendió mucho sobre el mundo acuático y se sintió tan fascinado que soñó, por un momento, que cuando fuera grande se convertiría en un defensor de los mares para proteger a los peces y a todas las especies marinas en peligro de extinción.

De tal forma, cuando el pequeño fue elegido por el entrenador de orcas para que alimentara a una de ellas en el show especial del acuario, el niño se acercó brincando de felicidad y emoción al escenario que había sobre la gran piscina, sin poder creer en su suerte.

Pero, después de recibir las instrucciones del entrenador, cuando se acercó al agua y estiró su mano para lanzar el pez que le habían dado para alimentar a la orca, esta saltó inesperadamente de debajo del agua y, de un mordisco, se comió el pez y la mano del niño.

El pequeño, empapado y tan pálido como un fantasma, pegó un grito de horror y, agarrando su brazo mutilado con la otra mano, lo acercó a su cara para verlo mejor; pero tan pronto lo tuvo frente a sus ojos, un gran chorro de sangre tibia empezó a salir de la herida, bañándolo y tiñendo toda su ropa y el agua de la piscina de rojo.

Al ver todo esto, el entrenador de la orca, a pesar de su sorpresa, agarró al niño y lo bajó rápidamente del escenario para llevarlo al hospital; pero ya no se podía hacer nada, el niño había perdido su brazo y su sueño había cambiado.

Fin.

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