1122 - El Tiro al Blanco.

Desanimado, después de cuatro intentos fallidos, lanzó el último el dardo y se dio la vuelta porque no quería ver como perdía la apuesta. Sin embargo, un segundo más tarde, al formarse un gran bullicio en el salón, volteó la mirada emocionado para ver si la suerte lo había tocado; pero lo que vio lo horrorizó, porque su último dardo había aterrizado en el ojo de su contrincante, llegando hasta su cerebro y matándolo instantáneamente.

- ¡Bien hecho, muchacho! ¡Ganaste! ¡Justo en el blanco! -gritaron los más rudos del salón, mientras se reían de lo que había pasado.

Fin.

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