En el momento que el joven enamorado terminó de pedir sus deseos, sopló una ventisca que dispersó la nube en forma de lámpara mágica; por lo que cuando el joven enamorado recordó que los genios no pueden hacer que una persona se enamore de otra y alzó la mirada al cielo para cambiar sus deseos; ya era demasiado tarde.
Fin.
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