1373 - La Primera y Última Cacería.

- Así es, hijo... respira profundo... relájate... centra tu mirada... y ¡Dispara!

¡PUM!

- ¡Felicitaciones hijo! ¡Lo hiciste! ¡Cazaste tu primer pato! -celebró el padre, en medio del bosque, apuntando al animal que yacía muerto a unos metros de distancia.
- ¡¿Lo hice?! ¡¿En serio?! ¡No puedo creerlo! ¡Mi primera caza! ¡Estoy tan feliz! -celebró el joven.
- ¡Sí, lo hiciste hijo! Esta noche cenaremos bien gracias a ti. -lo felicito el padre, dándole un medio abrazo por los hombros-, ahora anda a recoger tu presa. Anda, ¡Ve por ella!

El muchacho se encaminó con una sonrisa, pero al llegar a donde estaba el pato, comenzó a llorar, porque a medida que caminaba, unos doce patitos salieron de alrededor de la víctima y la rodearon, graznando tan tristemente que apagaron el regocijo del muchacho.

- ¿Qué pasa, hijo? ¿Todo bien? -le preguntó su padre, acercándose al notar que tardaba mucho en regresar.
- Creo que maté a su mamá, -chilló el muchacho, señalando los patitos.
- Ay, hijo, como lo siento, pero no tienes porque llorar -trató de consolarlo su padre, tomándolo de nuevo por los hombros-. Los patitos van a estar bien, no tienes porque ponerte así, todo es parte de la naturaleza y la vida. Ellos crecerán y se convertirán en patos grandes y fuertes.
- Y luego, yo volveré a cazarlos cuando sean adultos-gimoteó el muchacho, sintiéndose atormentado por su conciencia.
- Bueno sí, pero ¿qué te puedo decir, hijo? Eso es parte de la naturaleza, nosotros no hicimos las reglas, ni somos los únicos que cazamos para comer, los leones también lo hacen, y los lobos, los zorros y un montón animales más. Así que no llores más, ¿sí?

El muchacho asintió con la cabeza y el padre, dedicándole una sonrisa se acercó al pato para recogerlo, pero cuando se puso de cuclillas para meterlo en la bolsa, uno de los patitos agarró una rama que había en el suelo con su pico y con una fuerza increíble apuñaló el pecho del hombre. Quien cayó boca arriba, escupiendo y ahogándose en su propia sangre por unos segundos antes de morir.

- ¡¡¡Papá!!! -gritó el muchacho horrorizado al ver lo que había pasado, e intento acercarse a él, pero el pato que lo había matado dio un saltito sobre el cuerpo del hombre con un pequeño aleteo y soltando la rama que sostenía con su pico, empezó a hablar imitando la voz de su padre.
- No te preocupes, vas a estar bien, todo esto es parte de la naturaleza, tu vida va a seguir y te convertirás en un hombre grande y fuerte, pero escucha mi advertencia, así como tú vas a crecer, yo también lo haré, así que si vuelves por este bosque a intentar cazarme o alguno de mis hermanitos...

Pero le muchacho salió corriendo antes de que el patito terminara su advertencia y desde entonces, más nunca volvió al bosque y prefiere trabajar duro para ganar dinero y comprar sus patos congelados en el supermercado.

Fin.

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