Después de darle un pequeño beso de bienvenida, la princesa tomó la mano del joven y le dijo:
- Déjame mostrarte el castillo -mientras lo guiaba por una pequeña puerta lateral que estaba escondida detrás de una gran cortina del hall.
Tras bajar decenas de escaleras y pasar por varios pasillos y callejones ocultos, la princesa, finalmente, se detuvo.
- Aquí empieza nuestro recorrido -dijo sonriendo-. Estas son las mazmorras del castillo, horrible lugar, ¿no?
-Si -respondió el joven tímidamente-. ¿Por qué muestras esto de primero?
- Porque quiero que veas el lugar donde vivirás si algún día me eres infiel o intentas dejarme.
Fin.