805 - La madrastra, realmente, malvada.
Mientras limpiaba la sala, mi madrastra me interrumpió por un momento, me arrancó la escoba de las manos y empezó a barrerme los pies.
- ¡¿Qué haces?! - le pregunté exaltada - ¡No ves que después no me caso!
- ¡Muajajajaja! - rió ella malvadamente.
Fin.
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