Ya no sentía remordimiento al matar a alguien, ni mucho menos compasión o pena al violar a una joven damisela, estaba hecho de maldad pura y no temía demostrarlo, lo tenía todo planeado, sabía que iría al infierno y una vez allí con una copa de agua del Río Lete su conciencia y su alma se limpiarían y volvería a ser puro, como una vez, hace mucho tiempo lo fue.
FIN.
Si te gustó este Microcuento, compártelo en tus redes sociales y suscríbete a mi Lista de Correos para recibir nuevos Microcuentos directamente en tu correo electrónico.