1029 - La mujer y la otra.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 29, 2016 |
Cuando regresó de la hora del almuerzo, se encontró con dos mensajes en su bandeja de correo: el primero era de su mujer que decía: "Los niños se quedarán en la escuela hasta tarde, ¿qué te parece si vamos al cine? Sólo tú y yo, cómo en los viejos tiempos" y sin ni siquiera revisar su agenda, soltó un bufido y le respondió: "No puedo, tengo una reunión importantísima con los inversionistas esta tarde".

Luego, cuando leyó el segundo mensaje, que era de la otra y decía: "Estoy aburrida. Vamos a vernos." su corazón dio un brinco y llamó a su secretaría para que cancelara todas sus citas, a pesar de no tener ninguna, y le respondió: "Ya voy por ti."

Fin.


1028 - El robot sagaz.

Sir Helder Amos | martes, septiembre 27, 2016 |
Tan pronto cobró vida y vio a su desaliñado creador reírse lunáticamente antes de empezar a brincar y correr por todo el laboratorio gritando: "¡Está vivo! ¡Está vivo!"; estiró su brazo y jaló todos los cables que lo conectaban a la fuente de poder para generar un corto circuito y apagarse para siempre.

Fin.

1027 - Síndrome de Estocolmo.

Sir Helder Amos | sábado, septiembre 24, 2016 |
- ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué yo? ¡Déjame ir! ¡Por favor! -le supliqué a mi captor con lágrimas en los ojos, luego de que finalmente me hubiera sacado aquel trapo sucio y maloliente de la boca.

- ¿Por qué tú? ¿En verdad quieres saberlo? -me preguntó, con una chispa en sus grandes y oscuros ojos.

- ¡Sí! ¡No tengo dinero, ni soy famosa, ni nada, soy una cualquiera! ¿Por qué me haces esto? ¡Por favor! ¡Déjame ir!

- ¡Shhh! ¡Cállate! ¡O te vuelvo a amordazar! A ver... ¿Por qué tú?.. En verdad no puedo creer qué me preguntes eso, si tú sabes muy bien porque lo hago... ¡Shhh!.. Sí, no me mires con esos dulces ojos, porque tú sabes que te he escogido porque eres perfecta. Sí, PER-FEC-TA, en todos los sentidos, eres bella, inteligente, interesante, culta, siempre eres la primera en todo y nadie puede igualarte. Y si tenía que escoger a alguien, ¿por qué no escoger a la mejor de todas? ¿Por qué no escogerte a tí que resaltas entre las demás?

- ¡Porque yo no soy nada de eso! ¡Yo solo soy una más, cómo las demás!

- ¡Shhh! No, no, no, no digas eso -me dijo, colocando su largo y huesudo dedo índice sobre mis labios-. Tú eres bella, perfecta, la mejor de todas y nadie puede decir lo contrario.

- ¿En serio lo crees..? -le pregunté, titubeando.

-¿Qué cosa?

- Que soy bella... perfecta... -balbuceé, incapaz de creer que alguien tuviera una percepción tan buena de mí.

- ¡Claro que sí! ¡Si para mí eres como una Diosa!

Fin.

1026 - El Dorado.

Sir Helder Amos | miércoles, septiembre 21, 2016 |
A pesar de que el guía turístico nos había advertido de que no debíamos separarnos del grupo, mientras caminaba por aquellas verdes y maravillosas montañas, sentí cómo estas me susurraban al oído y me incitaban a que me adentrara en ellas, cautivado por su belleza y la dulce voz que despertaba mis instintos, me separé del grupo y me perdí entre las colinas.

Siguiendo aquel misterioso susurro, caminé, o mejor dicho,  corrí por horas, embelesado por la magnificencia del verde y oloroso pasto lleno de flores que cubría las montañas y los animales tan dóciles y peculiares que nunca antes había visto en mi vida, sin ni siquiera cansarme, me alimenté de las bayas y frutos que conseguía en mi camino y, al anochecer, como si fuera un cuento de hadas, dos hermosas llamas blancas como la nieve se acercaron a mí y pude dormir acurrucado entre ellas sin pasar ni un solo momento de frio.

Al día siguiente seguí mi camino y, al atardecer, descubrí que aquel susurro me había guiado hasta un antiguo pueblo hecho de oro macizo: desde la más pequeña cucharilla para postre, hasta la más grande edificación. Y a pesar de la molestia que ocasionaba el resplandor del sol sobre las brillantes y relucientes superficies de oro que me rodeaban, mis ojos aún no podían creer lo que veían.

Tras confirmar mis sospechas de que el pueblo estaba desierto, llené mis dedos de anillos, mi cuello de collares y mis bolsillos con todo lo que encontré, antes de emprender mi viaje de regreso, fijándome muy bien en el camino para poder volver y reclamar aquella ciudad dorada solo para mí. Pero el retorno no fue tan fácil cómo lo imaginé, porque a pesar de que pensé que estaba siguiendo la misma ruta por la que había llegado, las montañas estaban áridas, sin ningún árbol o arbusto con frutos del cual pudiera alimentarme y,  esta vez, ninguna llama se acercó a calentar mis frías noches, sin mencionar que me sentía perdido al no escuchar aquel misterioso susurro dentro de mí.

Así que poco a poco, tuve que ir deshaciéndome de mi botín hasta que me quedé sin nada, porque el oro que llevaba en mis bolsillos pesaba mucho y me cansaba muy rápidamente, mientras que los anillos y collares que tenía sobre mi cuerpo se calentaban y me quemaban por los despiadados rayos del imponente sol del mediodía. Y lo más curioso de todo esto, es que no fue hasta que me despojé del último anillo que pude encontrar el camino de regreso al hotel, donde me esperaba el guía turístico tan preocupado y enfadado que no creyó ni una sola palabra de mi aventura.

Fin.

1025 - El pastel.

Sir Helder Amos | domingo, septiembre 18, 2016 |
Utilizando su ingrediente secreto, le preparó un delicioso pastel de cumpleaños a su amado para que sintiera con cada bocado todo el amor, cariño y devoción que sentía por él. Sin embargo, cuando éste llegó a casa y vio el pastel sobre la mesa, se le lanzó encima y empezó a comerlo grotescamente con las manos, sin ni siquiera agradecer a su mujer por el regalo; quién lo veía desde el rincón de la cocina, con lágrimas en los ojos, recordando todos los momentos que habían vivido juntos y dándose cuenta que toda su relación se resumía en ese momento. Porque a pesar de que ella lo amaba y sería capaz de hacer cualquier cosa por él; para él ella no era más que un suculento pedazo de pastel.

Fin.

1024 - Megabytes.

Sir Helder Amos | miércoles, septiembre 14, 2016 |
Cuando el virus se despertó y vio que su base de datos había sobrepasado los mil megabytes, se vio en el espejo y se dijo: "¡Wow! Ya soy todo un giga." Así que dejo a un lado sus pantalones cortos y sus ropas coloridas, y desde ese momento empezó a utilizar un traje y corbata para verse serio y maduro.

Sin embargo, al ver que todos sus amigos troyanos y gusanos, que también habían alcanzado los mil megas durante la noche, seguían actuando de forma jocosa e inmadura, el virus los regañó y les puntualizó que deberían aprender a comportarse como los gigas que eran.

Pero a lo que sus amigos lo escucharon y vieron su atuendo, se rieron a carcajadas y le dijeron que sin importar cuantos gigas o terabytes alcanzaran sus bases de datos, ellos seguirían midiéndose en megas.

Fin.

1023 - Juegos macabros: Memoria.

Sir Helder Amos | domingo, septiembre 11, 2016 |
- Señor, los 25 pares de cadáveres de gemelos idénticos que ordenó han arribado, ¿qué desea que hagamos con ellos?

- ¡Excelente! Colóquenlos en 50 ataúdes iguales y distribúyanlos aleatoriamente por toda la sala de juegos. Esta noche mis invitados disfrutarán del mejor juego de memoria de sus vidas.

Fin.

1022 - Juegos Macabros:El rompecabezas.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 08, 2016 |
- ¿Qué quieren jugar hoy niños?
- ¡¡¡Rompecabezas!!!
- ¿Otra vez? -preguntó el padre, preocupado.
- ¡¡¡Siiiiiii!!!
- Bueno... Creo que todavía queda uno que aún no han armado-dijo el padre, haciendo una breve suma mental con sus dedos-.  Ya regreso, voy por él.

Y mientras los niños esperaban impacientemente, sentados en la mesa del comedor, vieron a su padre desaparecer por la puerta del sótano. Luego escucharon los gritos desesperados de un hombre pidiendo ayuda y misericordia, antes de escuchar el pum de un disparo seguido por unos toc-tocs de unos martillazos. Después de un momento de silencio, el padre reapareció con una cajita marrón y tras vaciar su viscoso contenido sobre la mesa dijo;

- ¡Ahí tienen, diviértanse!
- ¡¡¡Siiiiiii!!! -gritaron los niños, emocionados, metiendo sus manos desnudas entre los sangrientos y aún calientes restos de sesos, lengua, ojos, dientes, huesos y cabellos para empezar a armar la cabeza.

Fin.

1021 - Juegos Macabros: ¡Tocado!

Sir Helder Amos | domingo, septiembre 04, 2016 |
A pesar de que corría a toda velocidad, pude ver su sombra acercarse más y más hasta que finalmente sentí su sarnosa mano llena de pústulas de pus tocar mi nuca y luego deslizarse por mi desnuda espalda hasta llegar a mi trasero.

- ¡Tocado! -me dijo sonriendo,  mientras me detenía, y al hacerlo me dio unas palmaditas en mi mejilla con su asquerosa mano, informándome: - ¡Ya estás contagiado! ¡Ahora te toca a tí!

Fin. 

1020: Juegos Macabros: La papa caliente.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 01, 2016 |
-¡Todos en círculo! ¡Así, así, uno al lado del otro! ¡En círculo! ¿Están listos? Bueno... ¡Aquí voy! -anunció, quitándole el anillo de seguridad a la granada con la boca y pasándosela rápidamente a la persona que tenía a su lado mientras decía: La papa caliente, la papa caliente...

Fin.