983 - La bruja curandera.

Hace mucho, mucho tiempo, en un pequeño pueblo de no más de mil habitantes, había una anciana muy inteligente que había pasado toda su vida estudiando los poderes curativos de las hierbas y cómo usarlas y mezclarlas para poder sanar a las personas; así que todos en el pueblo, cuando se enfermaban, iban a visitar a la anciana, quien era la única curandera que allí había.

Un día, al notar su vejez, la anciana decidió enseñarle a una de las chicas más inteligentes del pueblo todo lo que sabía para que tomara su lugar cuándo muriera; sin embargo, al no estar muy interesada, la chica no entendía nada de lo que le decía su maestra y hacía muchas preguntas estúpidas.

- ¡No entiendo! ¿Cómo esta infusión de camomila puede aliviar el malestar estomacal? -preguntó la chica por quincuagésima vez.
- ¡Con magia, chica, con magia! -le respondió la anciana, perdiendo la paciencia-. Cuando llegue alguien con malestar estomacal tú le das una infusión de camomila y esa persona se curará mágicamente.

La chica, sorprendida por la respuesta, empezó a llorar y, aterrada, salió corriendo de la choza de la anciana mientras gritaba: "¡BRUJA! ¡BRUJA! ¡LA CURANDERA ES BRUJA!". Haciendo que todos en el pueblo se alertaran y, cuando le exigieron una explicación por tal acusación, varias mujeres palidecieron y corroboraron las palabras de la chica, diciendo que la anciana las había curado de su malestar estomacal muy misteriosa y efectivamente utilizando esa poción mágica.

Horrorizados por tener una bruja entre ellos, todo el pueblo se conglomeró frente a la choza de la anciana y tumbaron su puerta a la fuerza, sin dejarla hablar, la tomaron por el pelo, la arrastraron por la calle y la quemaron viva en la plaza central.

Fin.

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