936 - El matrimonio feliz.

Mientras leía el periódico, tranquilamente, en su butaca favorita, su esposa llegó enfurecida  y empezó a discutir, furiosa, porque había descubierto que la había estado engañando.

Cuando su mujer, finalmente, se hubo calmado, bajó el periódico muy lentamente y le preguntó:

- ¿Y por qué discutes?
- ¡Porqué me engañaste! ¡Me mentiste! ¡Te liaste con otra! -gritó la mujer, indignada y enfurecida.

Su esposo se quedó viéndola por un momento, sorprendido por la escena que estaba montando su mujer.

- Yo sé todo sobre Carlos -dijo, finalmente, el hombre.

Al escuchar eso, la mujer palideció, abrió mucho los ojos y se dejó caer en la butaca más cercana.

- ¿Co-cómo? ¿Desde cuándo? -titubeó.
- Eso no importa -le respondió el hombre.
- Y... ¿Qué... qué vamos a hacer? -preguntó la mujer, mirando fijamente al piso.

El hombre dejó el periódico a un lado, se arrodilló frente a su mujer y, después de mirarla a los ojos por un largo rato, le dio un beso en la mejilla y le dijo:

- Me voy a bañar y después cenaremos.

Al escuchar esto, la mujer lo miró sorprendida, esas eran las palabras que él siempre le decía cuando llegaba a casa y, al ver que su esposo sonreía levemente, asintió nerviosamente con la cabeza.

Y, cómo si ese pequeño momento nunca hubiera pasado, siguieron con su feliz matrimonio, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza,  hasta que la muerte los separó.

Fin.

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