947 - Comparte una Coca Cola con...

Sir Helder Amos | sábado, enero 30, 2016 |
Cuando vio la nueva campaña de la Coca Cola, pensó que era la excusa perfecta para poder acercarse a la chica que le gustaba, así que empezó a buscar, cómo loco, una botella de Coca Cola que trajera el nombre de ella en su etiqueta.

Después de pasar semanas buscando, finalmente, encontró, en una gasolinera en las afueras de la ciudad, una botella con el nombre de la chica y, tras comprarla, se fue corriendo al parque donde ella siempre estaba con sus amigas.

Tan pronto llegó  al parque, su corazón empezó a latir muy rápidamente hasta que la vio y sintió que su corazón y todo su cuerpo se paralizaba al instante. Pero, luego de unos segundos, se llenó de valor y, afrontando sus nervios, se acercó a ella, muy tímidamente:

- ¡Ho-ho-hola! -titubeó-. Por casualidad vi esta Coca Cola con tu nombre en el súper y la compré pensando en ti -dijo, extendiendo su temblorosa mano para darle la botella a la chica.

La chica, sorprendida, se le quedó viendo un momento y, tras examinarlo de arriba a abajo con la mirada, le contestó con un chillido:

- ¡Ay! ¡Gracias! ¡Qué lindo! Pero, sorry,  yo solo tomo Pepsi ¡Bye!

Dejándolo con el corazón roto y el brazo extendido, mientras sus amigas se reían ruidosamente.

Fin.

946 - Un amor imposible

Sir Helder Amos | jueves, enero 28, 2016 |
- ¿Qué me ves? - le preguntó, bruscamente, su mejor amigo hetero cuando se quedó, inconscientemente, mirándolo, embelesado.
- ¡Oh, no, no, nada! - respondió, bajando la mirada al piso y ruborizándose. 

Fin. 

945 - El Tsunami.

Sir Helder Amos | lunes, enero 25, 2016 |
"Soy agua" pensó, respirando profundamente mientras trataba de calmar sus inestables emociones. "Soy agua clara, pura y cristalina." 

"Soy el mar, soy el mar que arropa las playas con sus calmadas olas." continuó.

"Soy el rio, soy el rio que sigue su cauce libre y calmadamente sin detenerse." 

"Soy el océano... Soy el océano...  Soy el océano que..." pensó, perdiendo la batalla "Soy el océano que destruye todo a su paso con un gran y devastador tsunami." 

Fin.

944 - El secreto detrás del gran éxito de la panadería.

Sir Helder Amos | viernes, enero 22, 2016 |
Justo antes de empezar a hornear, el panadero abría todas las puertas y ventanas de la panadería.

Fin.

943 - Pieles de animales.

Sir Helder Amos | miércoles, enero 20, 2016 |
Cuando el diseñador de modas anunció que había utilizado pieles de animales en su última colección, todos en el público aplaudieron, emocionados; pero cuando los modelos empezaron a desfilar sus vestimentas hechas con piel humana, provenientes de los cazadores furtivos y otros diseñadores que utilizaban pieles de animales en sus colecciones, los aplausos del público se transformaron en gritos de horror y asco.

Fin.

942 - Parálisis de sueño.

Sir Helder Amos | martes, enero 19, 2016 |
Cuando el Diablo vio a uno de sus demonios regresar, cabizbajo, al infierno, le gritó enfurecido:

- ¡¿Qué haces aquí?!
- Lo-lo-lo siento mucho, milord, pero se despertó.
- ¡¿Quién se despertó?! -vociferó el diablo, lanzando fuego por la boca.
- El humano, milord -titubeó el demonio-. El humano se despertó justo antes de que pudiera poseerlo.
- ¡¡¡Idiota!!!
- Ya-ya-ya me había sentado en su pecho, amo, estaba listo para poseerlo pero...
- ¡No quiero oír explicaciones! -bramó el diablo, mientras sus llamas se tornaban azules-. ¡¡¡500 años de caldera hirviendo!!!
- Pero milord...
-¡¡¡Y 500 más de latigazos!!!

Fin.

941 - La visita del demonio.

Sir Helder Amos | lunes, enero 18, 2016 |
Cuando despertó, descubrió, horrorizado, que no podía mover su cuerpo y sintió como una presencia oscura invadía su habitación y lo presionaba fuertemente contra la cama.

Despavorido, intentó gritar, pero no pudo, su boca no se movía; intentó pararse y salir corriendo, pero  tampoco pudo, su cuerpo no respondía, así que trató de calmarse; sin embargo, justo en ese momento, del armario salió una sombra alada que se acercó a él lentamente y se posó sobre su pecho.

Al verla, se desesperó aún más y, traumatizado, intentó cerrar los ojos para no ver cómo era atacado por esa misteriosa entidad; pero, al igual que todo su cuerpo, sus parpados no respondieron, y no le quedó más alternativa que mirar fijamente a lo que lo acechaba. Sin embargo, al hacerlo, se dio cuenta de que no había ninguna sombra en la habitación, ni que ninguna fuerza oscura lo presionaba contra la cama porque podía moverse libremente.

Asustado por lo que acababa de vivir, prendió la computadora para investigar qué le había pasado y, cuando leyó que todo había sido causado por una parálisis de sueño y no por la visita del demonio, se sintió muy aliviado.

Fin.

940 - La gran mentira: El amor incondicional.

Sir Helder Amos | domingo, enero 17, 2016 |
- Te amo incondicionalmente -le susurró su chica al oído mientras lo besaba.
- Yo también te amo -le dijo, abrazándola-. Pero no incondicionalmente.
- ¡Oh! -chilló la chica, alejándose de él y mirándolo con la boca abierta y los ojos llenos de lágrimas.
- Pero no te confundas, tú tampoco me amas incondicionalmente.
- ¡Claro que sí! -refutó su novia, tratando de mantener la calma-. Yo te amo y te seguiré amando pase lo que pase.
- ¿Segura?
- ¡Sí!
- ¿Estás seguras que me seguirías amando incondicionalmente incluso si yo dejara de amarte? -le preguntó, mirándola perspicazmente-. ¿Me seguirías amando aun cuando esta relación se acabe y me veas en la calle tomado de la mano con otra chica?

Su novia se quedó en silencio por un largo rato, mirándolo fijamente mientras negaba lenta y repetidamente con su cabeza, hasta que, finalmente, volvió en si y le dio una cachetada, antes de marcharse enojada.

Fin.

939 - La muñeca poseída. (Navidad)

Sir Helder Amos | jueves, enero 14, 2016 |
- ¡¡¡MAMÁÁÁÁÁÁÁÁÁ!!!!
- ¿Qué pasó, querida? -preguntó, entrando rápidamente a la habitación de su pequeña-. ¿Por qué gritas?
-¡¡¡La muñeca que me trajo Santa está poseída!!! -chilló la niña, llorando.
- ¡Jajaja! ¿Por qué lo dices, tesoro?
- ¡Mira! -gritó la niña, señalando la muñeca-. ¡Abre los ojos, habla, se para, camina y hasta dice mi nombre!
- Querida, esa muñeca no está poseída, sino que es la nueva muñeca, último modelo, capaz de hacer todo eso mucho y más. ¡Mira! Si presionas este botón, también baila y canta. ¿No es divertida?
- No, mamá, me da miedo -se quejó la niña, limpiándose las lágrimas con sus manitas.
- No seas tonta, querida, sigue jugando y diviértete con tu nueva muñequita, ¿si?
- Está bien, mamá.

Pero cuando la niña y su nuevo juguete se quedaron nuevamente solas en la habitación, la muñeca giró la cabeza para verla fijamente a los ojos y le dijo, con una lúgubre voz electrónica:

- ¡Te quiero, abrázame!

Fin.


938 - La leyenda del lago y el rayo.

Sir Helder Amos | miércoles, enero 13, 2016 |
En un bosquecillo, mientras un padre con su hijo mayor observaba a sus dos hijos menores bañarse en el pequeño lago:

- ¡Niños! ¡Vengan! ¡Rápido! ¡Vamos a refugiarnos en la cabaña! -gritó el padre, cuando, de la nada, se desató una tormenta eléctrica.

- Pero, papá, ¡¿por qué tenemos que refugiarnos en la casa si ya estamos mojados?! -preguntaron los niños- ¿No podemos seguir bañándonos en el lago bajo la lluvia?

- No. Es muy peligroso bañarse en el lago bajo la lluvia -dijo el papá.

- ¡¿Por qué?!

- Porque cuando hay tormentas como esta, hay una gran probabilidad de un rayo caiga sobre el lago -explicó el padre-. Y cuenta la leyenda qué cuando un rayo toca la superficie del lago se abre un portal misterioso del cual salen las más feroces bestias, como dragones, quimeras, grifos y demonios, que asesinan a todos aquellos que se encuentren cerca.

- ¡Ahh! -gritaron los niños, mientras salían corriendo, velozmente, de regreso a la cabaña.

- ¿Por qué no le dijiste la verdad? -le preguntó el hermano mayor a su padre, un segundo más tarde,  mientras veía a los niños correr despavoridos.

- ¿Cuál verdad?

- La verdad -dijo el joven, con tono aburrido-: Qué si le cae un rayo al lago mientras ellos están en el agua morirían electrocutados.

-  ¿Quien te dijo eso? -preguntó el papá.

- El sentido común, los libros, el internet, la ciencia, no sé -respondió el muchacho, alzando los hombros.

- ¡Bah! El sentido común, los libros y la ciencia son puras pamplinas.

- ¡Claro que no! ¡Esa es la verdad! -reprochó el joven.

- No, eso es lo que ellos quieren que tú creas -sentenció el padre, dándole un golpecito cariñoso en la nariz, antes de salir corriendo a refugiarse en la cabaña y dejarlo solo bajo la lluvia.

Fin.

937 - Los patos del lago contaminado.

Sir Helder Amos | lunes, enero 11, 2016 |
Detrás de una fábrica que generaba residuos tóxicos había un gran lago donde vivían unos hermosos patos de los colores del arcoíris y todo el mundo que pasaba por allí se detenía a admirarlos y a tomarles fotos; pero nunca a alimentarlos, porque en medio de lago había un gran letrero que decía:

"NO ALIMENTE A LOS PATOS."

Un día, justo antes de que cayera el sol, una joven ambientalista que pasó por el lago, vio los patos y se sintió completamente enamorada por ellos e, ignorando el letrero, sacó una rebanada de pan de su lonchera y empezó a alimentarlos.

Cuando los patos vieron a la joven lanzándoles pedacitos de pan, corrieron y volaron hacía ella hasta que la tuvieron en frente, lo que hizo a la chica sonreír.

Ignorando los pedazos de pan, los patos se quedaron viendo fijamente a la chica y, de pronto, de sus picos se desplegaron cientos de colmillos mientras que sus ojos empezaron a tornarse de un rojo color sangre, sus plumas color negro y unas largas y afiladas garras le salieron en sus planas patas.

Al ver esto, la sonrisa se borró de los labios de la joven y le dio paso a un grito de terror, que fue ahogado por los patos al saltar, hambrientos, sobre ella.

La mañana siguiente se encontraron los restos de la joven junto al lago,  y todo el mundo que pasó por allí se percató que los patos lucían unos colores más vivos y más brillantes que nunca.

Fin.

936 - El matrimonio feliz.

Sir Helder Amos | viernes, enero 08, 2016 |
Mientras leía el periódico, tranquilamente, en su butaca favorita, su esposa llegó enfurecida  y empezó a discutir, furiosa, porque había descubierto que la había estado engañando.

Cuando su mujer, finalmente, se hubo calmado, bajó el periódico muy lentamente y le preguntó:

- ¿Y por qué discutes?
- ¡Porqué me engañaste! ¡Me mentiste! ¡Te liaste con otra! -gritó la mujer, indignada y enfurecida.

Su esposo se quedó viéndola por un momento, sorprendido por la escena que estaba montando su mujer.

- Yo sé todo sobre Carlos -dijo, finalmente, el hombre.

Al escuchar eso, la mujer palideció, abrió mucho los ojos y se dejó caer en la butaca más cercana.

- ¿Co-cómo? ¿Desde cuándo? -titubeó.
- Eso no importa -le respondió el hombre.
- Y... ¿Qué... qué vamos a hacer? -preguntó la mujer, mirando fijamente al piso.

El hombre dejó el periódico a un lado, se arrodilló frente a su mujer y, después de mirarla a los ojos por un largo rato, le dio un beso en la mejilla y le dijo:

- Me voy a bañar y después cenaremos.

Al escuchar esto, la mujer lo miró sorprendida, esas eran las palabras que él siempre le decía cuando llegaba a casa y, al ver que su esposo sonreía levemente, asintió nerviosamente con la cabeza.

Y, cómo si ese pequeño momento nunca hubiera pasado, siguieron con su feliz matrimonio, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza,  hasta que la muerte los separó.

Fin.

935 - El escritor vampiro.

Sir Helder Amos | jueves, enero 07, 2016 |
A lo que los primeros rayos de sol empezaban a asomarse por la ventana, el escritor guardaba todo su trabajo y caía, rendido, hasta el anochecer; momento en el cual despertaba con los dedos y las ideas listas para escribir toda la noche.

Fin.

934 - La nube.

Sir Helder Amos | martes, enero 05, 2016 |
Cuando se asomó por la ventanilla del avión vio, horrorizado, cómo todas sus fotos y videos privados estaban flotando en  las nubes. Aterrado, cerró la ventanilla y miró a su alrededor; afortunadamente, nadie más las vio, todos los demás pasajeros estaban durmiendo. Sin embargo, ya estaba decidido, tan pronto aterrizaran iba a eliminar el respaldo de su computadora que había subido a la nube.

Fin.

933 - Amor griego, fuego griego.

Sir Helder Amos | domingo, enero 03, 2016 |
Frustrada consigo misma, después que lo abofeteó, sintió en la palma de su mano el placentero ardor producido por el fuego que nunca dejó de sentir cada vez que lo tocaba.

Fin.