893 - El detector de tesoros.

>> Ocurrió aquí, en la playa, cuando era joven, ese día estaba estrenando mi nuevo detector de tesoros, estaba cansado, había pasado toda la mañana caminando, escaneando toda la arena con mi detector sin conseguir ningún resultado; pero cuando estaba a punto de darme por vencido y regresar a casa, para seguir intentándolo otro día, el continuo beep que hacía mi detector se intensificó y se aceleró.

>> Empecé a seguir el rastro del tesoro utilizando mi preciado detector, y cuando llegue a donde ella estaba tomando el sol, los beep se hicieron tan rápidos y fuertes que hacían la maquina vibrar en mi brazo.

- Disculpe, señorita, me da un permiso, creo que he encontrado un tesoro justo donde usted está.

>>Sonriendo y sonrojándose un poco, la bella joven movió su toalla y se apartó del lugar sin reprocharme mi intromisión en su baño de sol, diciendo: "Pero si encuentras algo me das la mitad ¡Eh!"

>>Pero, para mi sorpresa, cuando la hermosa joven se movió y escaneé el lugar donde ella estaba, mi detector no respondió, frunciendo el cejo, lo apagué, lo encendí de nuevo y lo volví a intentar, pero nada; luego, al ver a la bella joven sonriendo picaramente por la pena que mi detector me había hecho pasar, una idea se me vino a la cabeza y apunté mi maquina hacía ella, al hacerlo, el aparato empezó a vibrar y a sonar de nuevo.

- Disculpe, señorita; pero ¿Que va a hacer esta tarde? - le pregunté.

>> Y así fue como encontré al gran tesoro que fue tú madre - le dijo el hombre a su hijo, mientras posaba una delicada rosa roja sobre la tumba de su mujer en la playa - en este mismo lugar, con ese detector que tengo guindado en la sala de la casa, y aunque ella decía que el detector solo reaccionaba por los aretes de oro que llevaba puesto ese día, yo estoy seguro que no fue solo por eso.

Fin.

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