788 - Superstición, el paraguas y la herencia.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 30, 2014 |
Cuando era pequeño, al niño heredero, nunca lo dejaron jugar con un paraguas dentro de la casa, porque según todas las mujeres de la mansión, si él llegaba a abrir el paraguas dentro de la casa se moriría su madre.

Cuando el joven heredero creció, le pidió a su mamá que le cambiara su carro del año anterior por uno del año actual; pero su madre, para darle una lección de humildad, le dijo que no; y él, enojado, salió corriendo de su despacho, bajó las escaleras y llego al vestíbulo, donde agarro un paraguas negro y lo abrió dentro de la casa.

Su madre, quien había salido corriendo detras de él para tratar de calmarlo, lo vio abrir el paraguas dentro de la casa y se sorprendió tanto, que le dio un infarto y cayó muerta desde la parte alta de las escaleras.

Fin.

787 -El pastillero.

Sir Helder Amos | martes, noviembre 25, 2014 |
A cinco minutos para las ocho sacó el pastillero de su bolsillo, jugó con él por un momento en sus manos y, luego, lo miró con asco, rabía e impotencia; estaba cansado de depender de ese pequeño objeto y de su contenido para poder sentirse bien. Y en su frustración, tiró el pastillero contra el piso, solo para recogerlo, derrotado, cinco minutos más tarde porque ya le tocaba tomarse la pastilla y empezaba a sentirse mal.

Fin

786 - El color de la depresión.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 23, 2014 |
Cuando el psicólogo vio toda la escala de grises y negro que tenía la pintura que le había traído su paciente, a quien le había recomendado la pintura para que dejara fluir y expresar sus sentimientos, supo de inmediato que tenía un gran trabajo por hacer.

Fin.

785 - Sangre azul.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 16, 2014 |
Cuando el doctor le dijo al Rey que tenía la misma enfermedad viral que le había dado a todos los plebeyos de su reino, éste se sintió consternado y dudó por un momento del color su sangre, "¿Será posible que por mi venas corre sangre roja como corre en las venas de todos mis subditos?" se preguntó; pero luego miró a su alrededor y vio las paredes de su habitación cubiertas de  obras de arte de Da Vinci, su piso de marmól, la lampara de araña de oro que colgaba de su techo y su cama adoselada.

- No - se respondió a sí mismo, disipando todas sus dudas - ¿Qué estaba pensando? Es imposible que yo sea como uno de ellos.

Fin.

784 - La bola de cristal.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 09, 2014 |
-¿Y que ve? - le preguntó la cliente.
- Nada.
- ¿Cómo que nada? -demandó la cliente, irritada.
-Lo siento - le respondió la bruja, preocupada - pero la bola de cristal no me muestra nada en su futuro...
- ¡Usted no es más que una gran estafadora! - gritó la cliente, enojada y, sin dejar que la bruja terminara de hablar, se levantó de la silla y salió de la tienda .

Al otro día, la bruja leyó el triste obituario de su cliente en la prensa. La bola de cristal nunca se equivocaba.

Fin.

783 - Los audífonos mágicos.

Sir Helder Amos | martes, noviembre 04, 2014 |
Cuando llegó a casa, encontró a su mamá y a su papá gritandose y discutiendo de nuevo; sin perder ni un segundo, se sacó los audifonos del bolsillo de su chaqueta, los desenredó rápidamente, se los puso y, mágicamente, sus padres se desvanecieron en el aire junto con sus gritos y peleas, dejándolo solo en la casa con la paz y tranquilidad que escuchar su música favorita le proporcionaba.

Fin

782 - La migración.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 02, 2014 |
Cuando se asomó por la ventana de la oficina para ver si ya había dejado de llover, vio que había un arcoiris en el cielo y que, hacía él, volaban cientos de mariposas monarcas; pero antes de que pudiera sonreir por lo pintoresca que le había parecido la escena, su teléfono célular vibró y, olvidándose de lo que acababa de ver y sentir, lo contestó, enojada, y siguió su día como si nada.

Fin.