693 - El ahorcado.

Sir Helder Amos | jueves, julio 25, 2013 |
_ _    _ _ _ _ _ _ _ _.

- ¡A! - Dijo el culpable con voz fuerte.

_ _    A _ _ _ _ A _ _.

-¡E!

E _    A _ _ _ _ A _ _.

-¡I!

 E _    A _ _ _ _ A _ _.

El guardia lo empujó con la punta de su lanza para que se subiera al cadalso.

- ¡O! - continúo el culpable, con la frente en alto desde la cima del cadalso.

E _    A _ O _ _ A _ O.

- ¡U!

E _    A _ O _ _ A _ O.

El guardia agarró la soga y se la colocó al rededor del cuello del culpable.

- ¡C-c-ce! - dijó el culpable empezando a sudar.

E _    A _ O _ C A _ O.

- ¡P-p-pe!

E _    A _ O _ C A _ O.

El guardió se colocó en posición y agarró la palanca que abríría el piso bajo los pies del culpable.

- ¡E-e-e-ele! - susurró el culpable, sin animos.

E L   A _ O _ C A _ O.

-  ¡E-e-se-se, ese! - dijo el culpable con voz temblorosa.

E L   A _ O _ C A _ O.

El culpable miró hacía donde estaba el guardia y vió aterrorizado como este bajaba la palanca.

FIN.

692 - Después de la tormenta siempre viene...

Sir Helder Amos | lunes, julio 15, 2013 |
Se levantó entre los escombros y miró a su alrededor, la tormenta se había acabado, pero en vez de sentir calma, lo que sintió fue desesperación al ver que todo estaba destruido.

Fin.

691 - Reality TV

Sir Helder Amos | miércoles, julio 10, 2013 |
- Yo debería tener un reality - se dijo a si mismo después de que algo muy peculiar y cómico le pasó, sin saber, que en un planeta de una galaxia lejana un extraterrestre se estaba destornillando de la risa al ver lo que le acababa de pasar.

Fin.

690 - La carrera de la vida.

Sir Helder Amos | sábado, julio 06, 2013 |
Estaba montado  en un potro  que corría sin freno hacía la meta final, cuando recordé como en mis días de juventud salía a cabalgar por el monte  hasta llegar al huerto, donde solía recoger una flor  de delicioso aroma, me detenía a mirar las nubes  y  acicalar el cabello de mi corcel, y recordé, también, que cuando regresaba a la ciudad,  lanzaba una  moneda a la fuente de la  plaza,  donde siempre me encontraba a una mujer  de piel amarilla  como un membrillo, a la cual yo  saludaba quitándome el sombrero, pero ella siempre me ignoraba, porque yo nunca había aparecido en el periódico  y esa era la clase de hombre que a ella le gustaba,  que se hubieran presentado en grandes teatros y que fueran famosos, porque ella quería vivir a lo grande, en un  edificio tan alto que tocara el cielo; pero luego volví a la realidad al escuchar al  público aclamar mi nombre por haber ganado la carrera y luego me tomaron una foto que saldría en la primera plana del diario vespertino, y me pregunté si aquella dama se acordaría de mi al ver mi rostro en la portada del periodico.

Fin.

689 - Para ser bella, hay que ver estrellas.

Sir Helder Amos | martes, julio 02, 2013 |
La Princesa Fea salía todas las noches a su balcón a ver las estrellas, con la esperanza de que cuando el amanecer llegara, ella fuera un poco más bonita.

Fin.