511 - El gigante y el enano.

Sir Helder Amos | jueves, mayo 31, 2012 |
- ¿Qué se siente... Ser tan bajito? - le preguntó el gigante al enano.

- Algo solitario, vas por el mundo esperando que alguien baje la mirada y se de cuenta de que estas allí, y ya nadie se molesta en mirar hacía abajo; pero con el tiempo te acostumbras al sentimiento, ya a mi no me molesta sentirme solo y que nadie se de cuenta que existo... ¿Y tú? ¿Qué se siente ser tan alto?

- Yo me siento de la misma manera, o quizás un poco peor, a diferencia de ti, los demás solo se dan cuenta de mi existencia cuando miran hacía arriba y en estos tiempos ya nadie se detiene por un momento para mirar hacía arriba, y cuando lo hacen, salen corriendo gritando "¡Aaaahhhhhhhh gigante!"

Fin.

510 - Esperando a que se enfríe la comida.

Sir Helder Amos | miércoles, mayo 30, 2012 |
En la rama de un árbol seco, estaban dos cóndores viendo como su próxima cena se moría deshidratada, y cuando finalmente estiró la pata, el primer condor despegó las alas para volar hacía su cena; pero el segundo condor lo detuvo diciéndole:

-¡Espera!
- ¿Por qué? ¡Tengo hambre!
- Acaba de morir, todavía está muy caliente, si te lo cómes así te dará dolor de barriga.

Fin.

509 - Visiones.

Sir Helder Amos | lunes, mayo 28, 2012 |
- ¡Ven, ven rápido!
- ¿Qué pasa?
- ¡Está allí, está allí de nuevo!
- ¡¿Quien?! ¿Quien está?
- ¡El niño! El niño de la capa roja.
- ¿Donde?
- ¡Allí, en la habitación!
- ¡¿Donde?! Yo no veo nada.
- ¡Allí!.. Allí... Estaba ahí, parado en el centro de la habitación con su gran capa roja.
- ¡Pero allí no hay nadie!
- ¡Te lo juro, estaba allí!
- Allí no hay nadie, debes de estar teniendo visiones.
- Pero... Pero...
- Pero nada, no me hagas perder mi tiempo con esas estupideces, tengo muchas cosas que hacer.

Y cuando volví a ver, allí estaba, parado en el centro de la habitación con su gran capa roja, y esta vez tenía un letrero en sus manos que decía "Yo no soy una visión"

Fin.

508 - El ladrón de moda.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 27, 2012 |
En un día soleado salí a caminar usando mi nueva camisa de última moda, y muchas personas que pasaban por mi lado me halagaron por lo bonita que era mi camisa, hasta que llegó un hombre muy raro que se paró delante de mi y me dijo:

- Me gusta tu camisa.
- ¡Gracias! Es nueva - le respondí.
- Me gusta tu camisa.
- ¡Gracias! A mi también me gusta.
- Me gusta tu camisa.
- ¡Gracias! La compré en...
- No, no entiendes, me gusta tu camisa - me dijo levantandose su camisa y mostrandome una pistola.
- ¡A-a-ahhh! - respondí yo asustado - bueno, si tanto te gusta, tomá es tuya.

Y me quedé allí parado, semidesnudo, viendo como el ladron se alejaba con mi nueva camisa y pensando que quizás en un par de días la usaría para robar un par de pantalones que hicieran juego con ella.

Fin.

507 - El regreso.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 27, 2012 |
Estiré mi mano, ya casi alcanzaba la cálida luz que cegaba mis ojos y me llenaba de felicidad; pero cuando me faltaban un par de centímetros para llegar a ella, sentí como una fuerza invisible me jalaba por los píes de regreso a la oscuridad y mi mente empezó a recordar súbitamente todos mis problemas, mis tristezas, mis intentos fallidos... Abrí los ojos.

- ¡LO TENEMOS! - gritó el doctor.

Fin.

506 - Instinto animal.

Sir Helder Amos | viernes, mayo 25, 2012 |
No podía creer que hace dos años era un empresario exitoso que pasaba la mayor parte de su tiempo encerrado en una oficina, negándose a salir de su casa sin usar protector solar en los días soleados o sin su paraguas en los días lluviosos, manteniendo una dieta vegetariana porque pensaba que comer carne era malo para el cuerpo; y que ahora, que llevaba dos semanas perdido en la selva, estaba esperando, escondido entre el follaje, que su presa se acercara lo suficiente para matarla con sus propias manos.

Fin.

505 - A su imagen y semejanza.

Sir Helder Amos | jueves, mayo 24, 2012 |
Tarde en la noche, se podía escuchar a los Dioses llorando, arrepintiéndose de sus creaciones y preguntándose ¿qué habían hecho mal? y ¿por qué nada nunca les salia bien?

Fin.

504 - Los testigos.

Sir Helder Amos | miércoles, mayo 23, 2012 |
Esta mañana en la selva había un gran alboroto, los animales iban y venían agitados, porque todos querían saber lo que estaba pasando en la Corte, donde el Rey de la Selva estaba juzgando a la Pantera Albina por haberle robado su desayuno.

El robo del desayuno del Rey de la Selva era un misterio, porque había sido un crimen perfectamente cometido, el ladrón no había dejado ni una huella ni evidencia que ayudara al Rey de la Selva a  encontrarlo; pero algunos testigos, decían haber visto a la Pantera Albina por los alrededores del desayuno del Rey minutos antes de que se cometiera el crimen.

En la Corte, el Rey de la Selva iba llamando uno a uno a los testigos, quienes narraban lo poco que sabían sobre el robo, que solamante había sido  presenciado, escuchado y comentado por tres monos que se encontraban en la copa del árbol donde usualmente el Rey toma su desayuno; pero cuando estos fueron llamados al estrado para testificar dijeron:

- Yo no ví nada - dijo el primer mono, tapándose los ojos con sus manos.
- Yo no escuché nada - dijo el segundo mono, tapándose los oidos con sus manos.
- Yo no dije nada - dijo el tercer mono, tapándose la boca con sus manos.

Y por no tener suficientes pruebas de su culpabilidad, la Pantera Albina fue liberada.

Fin.

503 - El hombre de la escalera.

Sir Helder Amos | martes, mayo 22, 2012 |
A pesar de que solo media un metro y cincuenta centímetros, no le importaba su estatura, porque dondequiera que iba siempre llevaba su escalera con él, y con ella, no había objeto que estuviera fuera de su alcance.

Fin.

502 - Examen de sangre.

Sir Helder Amos | lunes, mayo 21, 2012 |
Según los resultados iba tener una vida exitosa y cumpliría todos sus sueños.

Fin.

501 - Soñador Américano.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 20, 2012 |
Mientras esperaba la cuenta de la mesa número seis, cerró los ojos un momento y se imágino en la portada de las  revistas más prestigiosas, los flashes de las cámaras de los paparazzi acosándolo mientras caminaba por la calle, sus millones de fans gritando su nombre y pidiéndole autografos...

Sonó la campanilla, la cuenta estaba lista, abrió los ojos y suspiró desanimado.

- Algún día, algún día... - Se decía para si mismo mientras le llevaba la cuenta a la mesa número seis, quienes se quejaron de los altos precios y ni siquiera le dejaron propina.

Fin.

500 - Días de verano.

Sir Helder Amos | sábado, mayo 19, 2012 |
Salía todos los días al parque,
vistiendo lo mejor y súper arreglada,
estaba aburrida de su vida cotidiana,
un amor de verano era lo que le faltaba,
para montar bicicleta juntos y bañarse en la playa,
para amanecer hablando pistoladas,
para ir al cine con sus manos agarradas,
para escaparse un fin de semana,
¡Ay! ¿Por qué su amor no llegaba?
se preguntaba, desesperada,
ya el otoño se acercaba,
el tiempo de diversión se acababa,
y las cristalinas aguas de la playa se enfriaban,
mientras que ella permanecía sentada,
en el parque, esperando
a que su amor la saludara.

Fin.

499 - En su periodo.

Sir Helder Amos | viernes, mayo 18, 2012 |
Nunca voy a entender a las mujeres, el otro día salí con mi novia a comer helado, y cuando le pregunte si quería algo, me respondió que solo iba a tomar agua porque estaba a dieta; yo, en cambio, me compré un helado grande para dos.

Mientras me comía el helado ella me miraba sonriente, y más de una vez le pregunte si quería un poco, aunque sea para probarlo, a lo que ella se negó rotundamente; pero una vez que terminé de comer, la mujer empezó a llorar y con voz quebrada me dijo:

- ¿Como puede ser posible que te comieras ese helado para dos sin mi?

Y salió corriendo de la heladería sin decir nada más.

Fin.

498 - Las Ratas del Ku Klux Klan.

Sir Helder Amos | jueves, mayo 17, 2012 |
Tan pronto los científicos e investigadores dejaban el laboratorio por las noches para ir a descansar, las ratas de laboratorio salían de sus jaulas y se iban a cazar y a quemar vivas a las ratas de alcantarilla.

Fin.

497 - Noche de películas.

Sir Helder Amos | miércoles, mayo 16, 2012 |
7:00 p.m. Película dramática: Le propuso matrimonio a su novia y ella lo rechazó y lo dejó diciendole que amaba a otro.
8:30 p.m. Película de detective: Recolectó pistas y dedució que la persona a quien su ex-novía amaba era su mejor amigo.
10:00 p.m. Película de acción; Buscó a su mejor amigo y se cayeron a puñetazos por que lo había traicionado quitándole a su novia.
11:30 p.m. Película de suspenso: Cuando volvió a casa, descubrió que había alguien adentro, quizás un asesino o un ladrón y tomó sus precauciones.
1:00 a.m. Película de comédía: Las personas que estaban en su casa eran su novia, su mejor amigo y toda su familia, quienes le habían jugado una broma y le tenían preparado una fiesta de compromiso.
2:30 am. Película pornógrafica: ...

Fin.

496 - Tocando fondo.

Sir Helder Amos | martes, mayo 15, 2012 |
Cuando la piedra gigantesca que tenía amarrada a su cintura tocó el fondo del mar, él también tocó fondo y se dio cuenta de que la decisión que había tomado era la salida fácil a todos sus problemas y a la vez la más difícil; pero cuando se dio cuenta de esto, ya era demasiado tarde y aunque lograra desatarse ya no le daba tiempo llegar a la superficie.

Sus restos todavía no han sido encontrados y siguen reposando en el fondo del mar.

Fin.

495 - Después del aumento de sueldo.

Sir Helder Amos | martes, mayo 15, 2012 |
Notó que al llegar a la oficina su secretaría ya no lo esperaba su café caliente encima del escritorio, que ya no lo recibía con una sonrisa y que ya no hacía su papeleo antes de irse a casa.

Siempre le pasaba lo mismo con las secretarias, él  trataba de ayudarlas aumentandoles el sueldo y siempre terminaba botándolas después de hacerlo.

Fin.

494 - Compras Post-Mortem.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 13, 2012 |
Salía el faraón, con su cetro en la mano, al centro de Egipto a comprar todo las cosas que necesitaría para adornar su tumba.

Fin.

493 - El hombre de nieve.

Sir Helder Amos | sábado, mayo 12, 2012 |
Preocupado por su peso, esperaba con ansías la primavera para perder todo el sobrepeso. A medida que el tiempo pasaba y la temperatura aumentaba, el hombre de nieve se ponía más y más feliz al verse más y más delgado; pero no fue hasta el último día de invierno que se dio cuenta de que su obsesión con bajar de pesó lo había matado.

Los únicos restos que quedaron del hombre de nieve fueron su sombrero de copa, cinco botones, dos ramas  y una zanahoria podrida que ahora alimentaba a las moscas.

Fin.

492 - El donante.

Sir Helder Amos | viernes, mayo 11, 2012 |
Cuando el efecto de la anestesia pasó y despertó de su operación de transplante de corazón, estaba loca por ver a su prometido:

- Lo siento, pero él no está aquí ni podrá venir a verte, él...

Y al escuchar esas palabras de la enfermera, ella rompió a llorar, creyendo que su prometido...

- ¡Cálmate! ¡Cálmate! No es lo que piensas, él esta vivo, el corazón que llevas no es el de él, es el de un hombre que él mató para que pudieras vivir; pero los policías lo descubrieron y ahora él está en la cárcel.

Y ella indignada por el mal comportamiento de su prometido, no lo fue a visitar ni una sola vez en la cárcel, y hasta se alegró cuando lo sentenciaron a la silla eléctrica por haber cometido el asesinato que le había salvado la vida.

Fin.

491 - La Mariposa con alas de oro.

Sir Helder Amos | viernes, mayo 11, 2012 |
Había una vez una Mariposa; que a pesar de los bellos colores que tenían sus alas, quería tener unas brillantes y doradas alas de oro, así que, un día, viajó desde la verde pradera donde ella vivía hasta el Bosque Obscuro donde había una Tara Bruja que era la única que, usando su magia, podía convertir en realidad el sueño de la Mariposa de tener alas de oro.

Cuando la Tara Bruja vio a la mariposa con sus hermosas y coloridas alas quedó fascinada, y aceptó, sin dudarlo por un momento, convertir las alas de la mariposa en oro, a cambio de sus colores.

Así la Mariposa le dio sus colores a la Tara Bruja y ésta convirtió sus alas en oro; pero cuando la Mariposa intentó volar, descubrió que sus nuevas alas de oro eran muy pesadas y que no podía cargar con ellas; pero esto no le importó, porque había obtenido lo que quería, así que la Mariposa pasó el resto de sus días allí, sin moverse, admirando y deslumbrándose con el brillante color dorado de sus nuevas alas de oro.

Fin.

490 - Amor en manos de la naturaleza.

Sir Helder Amos | jueves, mayo 10, 2012 |
- Me ama, no me ama, me ama, no me ama, me ama, no me ama... - seguía diciendo mientras le arrancaba los pétalos a la rosa que tenía en la mano - ... No me ama.

Y con un suspiro de tristeza se quitó el anillo de compromiso y lo tiró en la basura, creía que está vez él si era el correcto.

Fin.

489 - El Solitario Gato Negro.

Sir Helder Amos | martes, mayo 08, 2012 |
Pasó toda su vida yendo de pueblo en pueblo buscando un amigo con quien charlar, jugar y compartir; pero a donde quiera que iba todo los humanos y gatos que lo veían se alejaban corriendo de él porque no querían tener mala suerte.

Hasta que un día, se consiguió con un humano que le ofreció su amistad; y sin importarle lo extraño que era este humano con puros signos tatuados por todo su cuerpo y la peculiar forma de vestir que consistía en puras largas túnicas de color rojo sangre, el solitario gato negro aceptó su amistad, porque después de tanto buscar un amigo, no iba a rechazar ahora a, quizás, la única persona que le ofreciera su amistad.

Pasaron un par de semanas y el gato y el extraño humano se volvieron amigos, el humano lo alimentaba, lo acariciaba y jugaba con el cuando tenía tiempo libre, lo que hizo al gato muy feliz, porque eso era lo que él había estado buscando toda su vida; pero lamentablemente, su felicidad no duró mucho, porque cuando la primera luna llena que apareció en el cielo desde que el gato se había convertido en amigo del humano, éste, el gato, fue brutal y sangrientamente asesinado por su querido amigo como parte de un ritual satánico.

Fin.

488 - El baile del gorila.

Sir Helder Amos | lunes, mayo 07, 2012 |
En lo más profundo de la selva africana, había un gorila que le gustaba bailar ballet; pero cada vez que se ponía su tutú rosado para practicar su rutina, sus amigos y familiares, en vez de apoyarlo y ayudarlo a mejorar, lo que hacían era burlarse de él por bailar ballet y por lo ridículo que se veía usando un tutú rosado.

El gorila, hastiado de tanta burla, decidió dejar de bailar ballet; pero al pasar unas semanas se dio cuenta que sus días se habían vueltos grises y aburridos sin sus rutinas de baile, así que buscó en lo más recóndito de la selva un lugar desolado donde pudiera practicar sin ser visto y sin que nadie lo molestara.

Paso el tiempo y el gorila, que practicaba todos los días su rutina de baile, se convirtió en el mejor bailador de ballet en la tierra, mejor incluso que cualquier humano; pero nadie nunca lo supo, porque el gorila solo bailaba en aquel lugar donde nadie podía verlo ni molestarlo.

Fin.

487 - Barba Negra.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 06, 2012 |
Aquel terrible día, todo la tripulación pagó el precio del descubrimiento que había hecho su capitán, quien al verse su primera cana en su preciada barba negra, empezó a lanzar esclavos por la borda y obligó a todo el mundo a trabajar día y noche sin descansar, temeroso de que esa pequeña hebra de cabello blanco lo hiciera perder el respeto que arduamente se había ganado en los siete mares.

Fin.

486 - El estofado desabrido.

Sir Helder Amos | sábado, mayo 05, 2012 |
La bruja tiró la cuchara sobre el plato lleno de estofado, quejándose de su mal sabor, los hombres adultos no tenían tan buen sabor como los niños y su carne no era tan tierna como la de los niños tampoco... ¡Ay, como deseaba la bruja que un niño desobediente se perdiera en el bosque para tener una buena y deliciosa cena!

Fin.

485 - Engañado por su imaginación.

Sir Helder Amos | viernes, mayo 04, 2012 |
Pasó toda la noche despierto, acostado en su cama, escondido debajo de sus sabanas blancas, escuchando los gruñidos y sintiendo los movimientos del monstruo que había debajo de su cama.

Cuando finalmente salió el sol y sintió su luz y calor iluminar su habitación, se armo con valor suficiente para mirar debajo de la cama y para su sorpresa, se encontró que allí no había nada mas que polvo y algunas bolas de pelusa que no podían asustar ni hacerle daño a nadie.

Fin.

484 - Una medida desesperada.

Sir Helder Amos | jueves, mayo 03, 2012 |
Se puso su vestidito rojo, sus tacones más altos y se fue a caminar por la zona en construcción de la ciudad porque necesitaba sentirse una mujer deseada nuevamente, necesitaba sentir la mirada lujuriosa de los hombres sobre ella y que la piropearan inapropiadamente; y a su edad solo los obreros de la construcción eran los únicos que podían ayudarla.

Fin.

483 - Dos ángeles ociosos.

Sir Helder Amos | miércoles, mayo 02, 2012 |
Dos ángeles aburridos estaban acostados sobre una nube sin nada que hacer, así que para tratar de divertirse un poco, le quitaron la aureola a un tercer ángel que por allí pasaba, y empezaron a lanzársela entre ellos, evitando que el tercer ángel quien se quejaba y lloraba por su aureola la agarrara.

De la nada, las nubes se tornaron grises y dos rayos cayeron sobre los ángeles que jugaban con la aureola del tercer ángel, quemándole las alas y enviándolos al infierno, donde sus blancas ropas se ensuciaron y fueron puestos a trabajar día tras día, hora tras hora, sin descansar, como esclavos de Satanás.

Fin.

482 - Por su fruta preferida.

Sir Helder Amos | martes, mayo 01, 2012 |
Le gustaban tanto las manzanas, que a pesar de que odiaba a los niños, tenía poca paciencia y era muy mala explicando, decidió convertirse en maestra de primaria.

Fin.