618 - La casa de la bruja moderna.

Sir Helder Amos | miércoles, octubre 31, 2012 |
Ya que la casita hecha de dulces de la bruja no estaba atrayendo a muchos niños que ella se pudiera comer, ella tuvo que re-inventarse y construyó una casa totalmente nueva hecha de teléfonos inteligentes, computadoras y tablets.

Fin

617 - El ogro feminista.

Sir Helder Amos | domingo, octubre 28, 2012 |
Debajo del único puente que había para cruzar el río vivía un ogro, quien, cada vez que veía que una mujer iba a cruzar su puente, salía corriendo para ayudarla; pero cada vez que un hombre intentaba cruzar el puente, el ogro lo ataca y le lanzaba rocas para que ni siquiera se acercara.

Fin.

616 - Lagrimas de cocodrilo.

Sir Helder Amos | viernes, octubre 26, 2012 |
- ¿Por qué estás llorando cocodrilo?
-  Porque maté y me comí a mi mejor amigo, el ciervo.
- ¿Y por qué hiciste eso, si sabías que te sentirías mal y te arrepentirias después de hacerlo?
- Yo no estoy llorando porque me sienta mal por haberlo matado...
- ¿Y entonces...?
- Estoy llorando, porque si hubiera sabido antes que mi me mejor amigo, el ciervo, iba a saber tan delicioso no hubiera esperado tanto para matarlo y comermelo.

Fin.

615 - La estrella fugaz.

Sir Helder Amos | miércoles, octubre 24, 2012 |
Caminando por el parque en una noche de luna llena:

Rodolfo: ¡Mira, Antonieta, una estrella fugaz! ¡Pide un deseo! ¡Rápido!
Antonieta: Yo no creo en esas cosas, Rodolfo.
Rodolfo: (Deseo que Antonieta se enamore de mi y que me ame tanto como yo la amo a ella)
Antonieta: Esas son cosas de niños.
Rodolfo: ¡Listo! Ya pedí mi deseo.
Antonieta: ¿Qué pediste?
Rodolfo: Es un secreto, si te lo digo, después no se hace realidad.
Antonieta: ¡Qué tonto eres, Rodolfo!

Más tarde esa misma noche:

Antonieta: (No me había dado cuenta de lo bonito que se ve Rodolfo a la luz de la luna, ni de lo linda que es su sonrisa,  ¿Qué esto que estoy sintiendo en mi estómago? ¿Mariposas? ¿Podría ser...?)

Fin.

614 - Molestia eterna.

Sir Helder Amos | lunes, octubre 22, 2012 |
Pasó la eternidad estornudando, porque todos los sábados su familia iba a visitarlo al cementerio, y le llevaban un ramo de flores a su tumba sin recordar que él era alergico al polem de las flores.

Fin.

613 - El ladron del tiempo

Sir Helder Amos | viernes, octubre 19, 2012 |
"El tiempo es relativo" dijo Albert Einstein, sin saber que el hermano malvado del Padre Tiempo se escabullía por su ventana cada vez que se divertía en su laboratorio, y le robaba el tiempo en frente de su nariz.

Fin.

612 - Dos zombies almorzando.

Sir Helder Amos | miércoles, octubre 17, 2012 |
- ¡Puaj!
- ¿Qué pasa, no te gusta tu humano?
- Puaj, no, el cerebro de este humano sabe a puro Reality Shows y Música Comercial.
- ¿Quieres cambiar? El mio sabe a uno de esos pocos que leía literatura clásica y pensamientos filosóficos.
- ¡Si, me encantaría! Odio el sabor de los humanos estúpidos que no usaban su cerebro cuando estaban vivos.
- ¡¿Estás loco?! ¡Si esos son los mejores, son  tan suavecitos y fáciles de comer!

Fin.

611 - Miedo a la muerte.

Sir Helder Amos | lunes, octubre 15, 2012 |
No le tenía miedo a la muerte; pero el solo hecho de que le tocaran ese tema, hacía que su corazón latiera más rápido, que se le creara un nudo en el estómago y que se le pusiera la piel de gallina.

No le tenía miedo a la muerte; pero sabía que al morir uno de sus dos más grandes miedos iba a seguirla hasta la tumba.

No le tenía miedo a la muerte: pero le tenía miedo a los insectos, y si al morir la enterraban y su carne era devorada por  ellos, desde el más allá se iba a sentir asqueada.

No le tenía miedo a la muerte; pero le tenía miedo al fuego, y si al morir la cremaban, igual se sentiría aterrada.

No le tenía miedo a la muerte; pero de todas formas, quería vivir por siempre.

Fin.

610 - El elefante del circo.

Sir Helder Amos | viernes, octubre 12, 2012 |
Cansado de recibir azotes y ordenes, rompió las cadenas que lo mantenían preso y de un trompazo derrumbó a su domador para intentar escapar; pero al ver a su público lleno de niños sonrientes porque estaban viendo a un elefante que bailaba, se dio cuenta de que quizás todo el sufrimiento y sacrificio si valía la pena después de todo.

Fin.

609 - Contagio

Sir Helder Amos | miércoles, octubre 10, 2012 |
Todos aquellos que conocen mi condición me desprecian y me miran con asco, todos evitan tocarme y hablarme, como si yo los fuera a contaminar así de fácil, pero no, eso no es así de fácil; sin embargo, todo el desprecio constante ya me tiene hasta el borde, así que de ahora en adelante no me importa nada, saldré, me vestiré con mis mejores ropas y haré a otros sufrir por los que yo estoy sufriendo.

Fin.

608 - Una cuestion de nombres y mala memoria.

Sir Helder Amos | lunes, octubre 08, 2012 |
Después de varios minutos de charla, me hizo saber que me estaba dirigiendo a ella con un nombre que no era y muerto de pena le pedí disculpas. Seguimos hablando un poco más y nuevamente me volví a equivocar, lo que hizo que ella se marchara enojada, todavía siento pena, pero más pena siento que a pesar de todo, todavía no puedo recordar su nombre verdadero.

Fin.

607 - El osito de peluche.

Sir Helder Amos | sábado, octubre 06, 2012 |
Estaba allí, sentado, en el rincón de la cuna, listo para atacar, nadie nunca sospecharía nada de él, porque él era muy tierno y abrazable.

Fin.

606 - La pieza maestra.

Sir Helder Amos | jueves, octubre 04, 2012 |
- Yo creo que esta pintura representa la gran depresión por la que pasamos todas las personas en el momento en el que sentimos que nos perdemos a nosotros mismos.
- No, al contrario, para mí, lo que el artista nos quiso decir con esta gran obra de arte es que a pesar de todos los cambios por los que atravesamos, siempre vamos a seguir siendo nosotros mismos.
- ¡¿Estás loco?! Si mira esos colores oscuros, con aquellos tan brillantes, solo significa depresión…
- ¡No! Pero mira, allí viene el artista, preguntémosle que significa.

 Y cuando ambos le plantearon al artista sus teorías sobre el significado de su gran pintura, este se quedó anonado al ver todo lo que podía pensar la gente sobre aquel lienzo inservible que él utilizaba para limpiar sus pinceles.

Fin.